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ALGUNOS APUNTES SOBRE LOS ESENIOS: EL RECHAZO A LA MUJER Y A LA DESCENDENCIA PARA UNA COMUNIDAD IGUALITARIA

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Los Esenios (siglo II a.C aprox) eran esta "secta" judía (los historiadores romanos, como Josefo, entendían como sectas a escuelas filosóficas) que tenían reglas muy estrictas de convivencia para adorar a su dios. La principal, era la de vivir en común unión y que los bienes debían ser iguales para todos.

Por ello, una de las principales reglas era no tener mujer. Decían que las mujeres atrofiaban el sentido de igualdad pues el hombre, al tener mujer, por un sentido de competencia, comenzaba a buscar bienes y tendía a la envidia. Decían que con la mujer, viene la familia, y con ello, el sentido de la propiedad, allí nacía pues la herencia. Para pertenecer a los esenios, uno debía renunciar a todo lo que poseía, incluida mujer y familia, y unirse a este grupo. Creían, que la única forma de tener un mundo sin las cosas mundanas, era rechazando la tentación de la mujer y al sentido de descendencia. Sólo así podía crearse un mundo igualitario para los hombres.

Conociendo la naturaleza del género masculino, me parece una reflexión atendible: la única forma de eliminar la ambición y la tentación de la propiedad (el egoísmo), es eliminando la pasión sexual, amatoria y el deseo de trascendencia. Un hombre solo, condenado a estar solo, jamás aspira más allá que su presente. Es el futuro, creo yo, la condena tanto del esposo, padre o amante y de allí surgen aquellos horrores que los esenios tanto temían. La pregunta es ¿vale la pena una comunidad así?

Lo curioso es que siempre mantenían, dicen los historiadores antiguos, el mismo número: 4 mil seguidores, pues tanto eran los que llegaban como los que desistían de pertenecer y nunca necesitaron de mujer alguna para hacer crecer su número.

PD. Un dato más. Existían en la antigua judea tres sectas, la de los fariseos, la de los saduceos y la de los esenios. Los fariseos decían que algunas cosas, no todas, se deben al destino; los esenios afirmaban que todo se debe al destino, y que los hombres nada podían hacer al respecto; y los saduceos, suprimían al destino, diciendo que no es nada y que no interviene para nada en los asuntos de los hombres. De esta manera, somos responsables, tanto de los bienes como de los males, que suceden el mundo.  (Josefo, Antiguedades Judías XIII. v, 9)


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